Hembra de cotorra de Kramer |
Mucho menos numerosa y mucho más discreta que la cotorra argentina, esta cotorra es más fácil de detectar por los sonidos que emite que por las veces que las podemos ver posadas en el suelo. En mi caso, nunca la he visto posada en el suelo sino volando o posada en algún árbol.
Esta esta una primera diferencia con su pariente la cotorra argentina. Otra diferencia evidente, es su inconfundible pico rojo y su larga y estrecha cola. Es, sobre todo, este último rasgo el que nos puede hacer identificarla cuando está en vuelo. Otra diferencia es su forma de anidar. Mientras la cotorra argentina prefiere grandes nidos comunales construidos con pequeñas ramas, las cotorras de Kramer prefieren anidar en huecos en los árboles u oquedades en edificios. Esto hace, que pueda ser un competidor de aves rapaces nocturnas, murciélagos, pájaros carpinteros y otras aves que aniden en oquedades de árboles.
Macho de cotorra de Kramer |
Su alimentación se basa en frutos y semillas, con lo que podría tener un impacto negativo en cosechas de cereal y frutas si su número fuera en aumento.
Su origen, como el de la cotorra argentina, procede de sueltas intencionadas o escapes accidentales de especies tenidas como mascotas. Por esta razón, y su potencial impacto ecológico, este ave, está incluido dentro del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
En definitiva, no es un ave excesivamente conocida a pesar de vivir entre nosotros. Ni siquiera la Sociedad Española de Ornitología da demasiada información sobre esta bonita cotorra en su página web, y eso puede ser en parte a que es más discreta que la argentina y en parte a que se estima que su población es aún escasa.
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