13 marzo 2010

Un breve paseo por La Balsa

Esta mañana decidí aprovechar la llegada del primer fin de semana primaveral para acercarme a La Balsa. La Balsa es una pequeña extensión de agua que se encuentra muy cerca del Opción, justo entre éste y la M-506 y la M-50.
Nunca antes había estado, pero tenía ya ganas de acercarme, puesto que me parece un sitio poco frecuentado donde podría encontrar alguna sorpresa animal. No es un sitio idílico, por estar junto al Parque Oeste y rodeado de carreteras, pero parece que no recibe muchas visitas. Sin embargo, una vez allí, te das cuenta de la cantidad de suciedad que hay en el agua producto del poco civismo de la gente, y de los graffitis.
Sea como fuere, a las 8 de la mañana, no había ni un alma. Antes de llegar, pasó por encima una rapaz que no me dió tiempo a ver. ¿Sería un ratonero? Podría ser, ya que parece pronto para que hayan llegado milanos negros o aguilillas calzadas a Madrid. Al llegar, un par de abubillas me dieron la bienvenida. Siempre es agradable encontrarte con este hermoso pájaro. Sigo andando y puedo ver mirlos, palomas torcaces y urracas. Una de ellas, la ha tomado con un mirlo y anda volando detrás de él, pero el mirlo tiene un vuelo más rápido y ágil y consigue darle esquinazo. Algún que otro pajarillo se me cruza por el camino, pero no me da ni tiempo a identificarlos.
Sigo andando y llego a la laguna. A pesar de la suciedad, veo algunos ejemplares de ánade azulón, algunos de los cuales levanta el vuelo a mi paso. También se ven gallinetas que corren entre la vegetación y fochas. La sorpresa me la llevo un poco más adelante: ¡Una garza real! Rodeada de carreteras y de naves comerciales, una garza real busca alimento en las aguas de La Balsa. Y parece que no está a disgusto. Nada más que por su encuentro ha merecido venir a este sitio.
Sigo andando para dar la vuelta a la laguna y no vuelvo a ver muchas más aves. Tan sólo destacar un pito real que con su reclamo mitad risa burlona mitad relincho de caballo no pasa inadvertido mientras se encuentra asido al tronco de un árbol. De los cormoranes y gaviotas que nos han acompañado durante los meses más fríos, tan sólo diviso un ejemplar de gaviota sombría, por lo que me imagino que ya han iniciado su viaje de retorno a los lugares de cría.
De esta forma concluye mi corto paseo por esta desconocida zona de Alcorcón.

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